Capítulo 1

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO COMO UNA NUEVA ERA EN EDUCACIÓN


Las sociedades han transitado en la huella que señala sus características en la que la educación también se ha visto afectada.

La primera revolución industrial la educación se enmarco en modelos relacionados con la forma de desarrollo social-económico, centrada en métodos y actividades para aprender contenidos. El objetivo central era preparar personas que supieran leer, escribir y contar.

La segunda revolución, demando una educación orientada al personal para funcionar en el trabajo. Es así, que lo importante es conocer secuencias de tareas, que corresponden al método y las actividades, que se fortalecen en contenidos limitados.

Posteriormente, la taxonomía de Bloom, centrada en lo qué se aprende. No interesa el cómo y el para qué. Lo anterior se centra en un paradigma conductista, que manifestó una tendencia hacia el uso de la persona en función de su uso en la era industrial.

En conocimiento de lo anterior, las sociedades iberoamericanas en busca de un cambio de paradigma ante los nuevos desafíos para el hombre y la sociedad del conocimiento comenzó e intentó aplicar cambios en sus sistemas educativos.  La mala imagen y copia fue la educación en España.

Las aplicaciones se convirtieron en copias del modelo conductista de la época industrial escondidos o enmascarados en un currículo olvidando el para qué y el cómo se  aprende.


Desde una visión objetiva hay áreas donde todos concuerdan, pero lo relevante son sus diferencias que impiden el verdadero cambio: psicologismo excesivo, error en la definición y fuentes del currículo mal diseñadas, mal planteado la transversalidad de valores, entre otros.

Finalmente, la nueva visión que se contrapone con lo anterior se centra en un paradigma sociocognitivo que incorpora la sociedad del conocimiento al escenario de la globalización.

La globalización incorpora a la sociedad un cambio de perspectiva, ya que, todo “se comparte”. El aislamiento local va desapareciendo y se abre un camino nuevo centrado en avances tecnológicos, multinacionales e interdependencia de información, negocios y decisiones. En ese contexto la educación también se ve afectada y partícipe.

Es importante señalar que la globalización afecta a las personas y la familia y de alguna manera nos dibuja iguales a todos en función de intereses globales.


La escuela se ve transformada por la incorporación de Internet que trae al alumno el mundo al día. Por lo tanto, para la globalización, guiada por el paradigma de la sociedad del conocimiento es fundamental el proceso de la educación, pues ahí está el verdadero cambio y progreso económico y social.

Otro ámbito donde la globalización afecta de forma contradictoria es la cultura. El grupo social cultural y la pertenencia a una comunidad desaparecen. Pero de igual forma, se conocen nuevos grupos con los cuales se enriquece.

Para integrar lo global con lo local Martiniano Román, plantea que debe dirigirse hacia lo “glocal”, integración adecuada entre lo local y global. Esta acción únicamente se efectuará desde la propia identidad cultural. El lugar dónde esta acción puede desarrollarse es en la escuela donde conviven la identidad y la diversidad.

La escuela debe construir proyectos educativos institucionales con visión “glocal”  con identidad propia integrando diversidad e identidad.

También se debe “hibridizar” la cultura, es decir, entrecruzar o interconectar elementos sociales, culturales y políticos diversos. Por lo anterior, la escuela debe replantearse el nuevo escenario multicultural para adaptarse a la sociedad del conocimiento.


La cultura también se ha transformado por medio de la información. La comunicación sobrepasa fronteras y tanto dato lleva a actuar donde sólo lo útil sirve y es valioso. Por lo cual la educación debe considerar otra realidad cultural y a ella debe adaptarse en su proyecto educativo.

Es relevante señalar que la cultura local y la cultural global deben trabajar en forma conjunta con la cultura oficial  en el ámbito del proyecto educativo para efectivamente adaptarse a todo este nuevo paradigma.

La escuela y la realidad deben reencontrarse en un nuevo marco de entendimiento que en esencia es ser capaces de desaprender lo aprendido.

El conocimiento es la fuente o materia prima de la globalización, el capital humano. Personas más preparadas, educadas, con mayor conocimiento, mejor dicho los elementos inmateriales de materia gris o neuronas  es lo que realmente nos desarrolla. 

Curiosamente, como dice Martiniano  Román “el conocimiento se convirtió en el factor productivo por excelencia”, por lo tanto, podríamos agregar como comentario que siempre es producción.

Por lo cual, la escuela se ve en la necesidad de incorporar el valor agregado de ser una entidad que genere y aplique conocimiento y dejar de ser una institución  que sólo entrega conocimiento.

Las reformas educacionales en los países deben guiarse por este concepto: el conocimiento como herramienta de crecimiento  y la comprensión del conocimiento. Para esto se deben comprender las siguientes particularidades: el aprendizaje sustituye a la enseñanza, las organizaciones aprenden y las comunidades profesionales aprenden, debe generarse un pensamiento sistémico, nueva comprensión del conocimiento y preparar a la sociedad para un pensamiento humanista.

 En relación a la escuela y su proyecto educativo, el conocimiento y la globalización se deben plantear de una nueva forma.

En primer lugar los objetivos: nuevos objetivos ante el nuevo tipo de escenario; herramientas para aprender y seguir aprendiendo; replantearse los valores.

 En segundo lugar los contenidos: se deben entender como formas de saber; diferenciar entre datos, información y conocimiento; seleccionar los contenidos; capacitarse en absorción y codificación acciones básicas para crear conocimiento.

En tercer lugar los métodos: saber sin saber cómo no tiene sentido; saber aplicar el conocimiento; el saber cómo debe ser un proceso mental.

En conclusión, los objetivos, los contenidos y el método son medios para desarrollar capacidades y valores.



 La materia prima de la sociedad del conocimiento tiene 3 características relevantes:


1.     El valor agregado del conocimiento: el conocimiento es poder, además lo relevante es producir más conocimiento; todos pueden adquirirlo y produce la dicotomía que trae más igualdad pero también más desigualdad, finalmente un aporte físico importante es el televisor y el computador.

2.     Organizaciones que aprenden: implica delimitar que quiero ser cómo institución, cómo gestionarla y cómo evaluarla. Adaptarse a los cambios modificando su conducta; la gestión cotidiana debe ser operativa; abrirse a nuevos enfoques; aprender del pasado y los demás; transmite y escucha el conocimiento. Una organización así, parafraseando a Mayo, es innovadora, respalda a sus empleados, crea cultura organizacional.
   

3.     Organización inteligente: crea conocimiento e intercambia información. Trabaja con su capital humano, estructural y activos intelectuales; la información y el conocimiento son a la vez materia prima y fruto del trabajo. Un trabajador intelectual modifica su organización y aporta con su capital intelectual en aquella organización que lo use y reconozca.

Por lo tanto la escuela actual está siendo reemplazada por una escuela inteligente, donde el objetivo primordial es el capital intelectual que crea conocimiento. Se intenta pasar del qué aprender a una unión entre el cómo y sobre todo el para qué aprender. Finalmente, la escuela inteligente implica que se deben desarrollar herramientas para aprender y seguir aprendiendo, que potencie capacidades sistémicas  y sintéticas y saberes en forma de habilidades.

Cambiar de paradigma es transformar la escuela y su currículo. Debe reconstruirse en base a la sociedad del conocimiento y para ello debe utilizarse el modelo T como inicio de una visión nueva  a la sociedad del conocimiento.  

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